AUTORRETRATOS


La adolescencia es una etapa en la que se va consolidando la propia personalidad y aflora la necesidad de reforzar sus señas de identidad; la importancia de pertenecer a un determinado grupo social... En definitiva, los primeros pasos, ya sean más o menos directos y encauzados, para convertirse en la persona que algún día serán.
 Por esta razón, les importa mucho la imagen que se tiene de ellos mismos y salen a relucir complejos físicos o llaman la atención con detalles en su imagen con los que buscan definirse bien como seres únicos o como integrantes de alguna tribu social. Una forma fácil de comprobar todo esto es pedirles que hagan dibujos de sí mismos, ya que inconscientemente expresan cómo se reconocen, su nivel de autoestima o bien  destacan intencionadamente cómo quieren que se les vea.
 El dibujo que encabeza esta entrada es de una alumna que vive más pendiente de enfrentamientos y rivalidades con compañeras de otras clases que, por así decirlo, disfrutar de los que son sus amigos. Esto le genera una tensión e incomodidad que sin duda ha reflejado en su dibujo: es de los pocos casos en los que no se dibujó con una sonrisa.


Este alumno me sorprendió porque se dibujó con una sonrisa, algo que me alegró y se lo manifesté, porque es muy susceptible y siempre anda enfadado y disgustado con sus compañeros. Después de comentárselo, me dijo cuál era la clave de esa sonrisa: el balón en su pierna derecha. Concretamente me dijo que se había dibujado con un balón porque jugando al fútbol era como se sentía más feliz.
 Si os fijáis, al dibujar su ropa se preocupan mucho en destacar las marcas con todo detalle y es que, desgraciadamente, llevar ropa de determinadas marcas es para ellos un signo de que han alcanzado un estatus dentro de su grupo y crea cierto sesgo social y económico dentro del aula. Comprobé que el detallismo en las marcas no era un caso aislado y esto me dio para que en otra sesión habláramos de este tema y así enlazarlo con la explotación de muchas multinacionales, cuyos logotipos ellos lucen orgullosos, en el tercer mundo.


En este caso, vemos a una alumno bien sonriente, lo que es un reflejo de la realidad que percibimos de él. Es un chico con buen carácter y personalidad bastante arraigada, a pesar de que también se preocupa en detallar que su sudadera es de una conocida marca y su pantalón tiene un dibujo que es muy valorado por sus compañeros. Lo más destacable de este caso es que a pesar de que sus amigos siempre destacan el grosor de sus cejas como burla, él es el primero en reírse de sí mismo y no tiene ningún problema en dibujarse un par de cejas bien visibles. Con esto y demostrando mucha madurez e inteligencia, ha conseguido que nadie use este aspecto con mala intención.


Esta alumna hizo un primer dibujo donde sólo mostraba su rostro como la del primer ejemplo. Noté que ellas son más reacias a dibujarse de cuerpo entero por los complejos físicos que ya afloran en una sociedad aún marcada por estereotipos de belleza que siguen haciendo más mella en el ámbito femenino. La animé a rehacer su dibujo y creo que estilizó especialmente su figura con toda la intención. Sin embargo, lo más destacable de su dibujo fue que detallara su colgante en el cuello, objeto con un enorme valor sentimental y familiar para ella, lo que coincide con la sensibilidad que siempre ha demostrado por estos aspectos personales. Por otra parte, se dibujó con la lengua bien visible mostrando un piercing, lo que para ella supone todo un sello de identidad y un logro de autonomía al ser una decisión que le habrá costado más de una charla en casa.



Y aquí tenemos otro gran aspecto de la adolescencia, la rebeldía y el desafío hacia los que tratamos de educarle. Aunque nuestra relación profesor-alumno es buena y hemos llegado a un acuerdo tácito sobre su comportamiento y rendimiento en clase, no pudo evitar aprovechar la ocasión para volver a dejarme claro que no le iba a convencer, por más que lo intente, de que se replantee su adicción al tabaco. A veces parece que para él, fumar sea la actividad más importante de su tiempo libre y del que no lo es. Ese afán adolescente por abrazar lo contrario a lo que los adultos le recomendamos es natural y en contadas excepciones deseable, pero también puede ser dañino para ellos. El caso es que no me sorprendió ni que dibujara su cigarro ni la amplísima sonrisa con la que lo defiende... Por supuesto, la marca del pantalón de chándal  también ha de estar patente.
 Hubo muchos más ejemplos en la actividad: el que se dibujó con el mando de la consola de videojuegos en una de sus manos, claro ejemplo de lo que absorbe su tiempo esta actividad; el que se dibujó con unos inmensos ojos cuando está harto de que le recuerden que los tiene rasgados y otros, como el siguiente dibujo, a quienes esta actividad no les pareció nada interesante... No siempre consigo motivarlos a todos.


Es interesante que estos dibujos sean comentados en grupo, con especial cuidado de que nadie aproveche la ocasión para hacer burla de algún aspecto físico. Así, el alumnado comprueba si hay desfase en cómo se ven o quieren verse a sí mismos y cómo les percibimos los demás. Esto les ayudará a tomar conciencia de su imagen y a aceptarse tal y como son. Si se conoce bien el grupo, el tutor seleccionará los casos más llamativos que puedan servir de ejemplo sin herir susceptibilidades. En mi caso, ellos me propusieron además, que hiciera mi propio autorretrato. Yo acepté con la condición que se sintieran libres para opinar sobre el mismo: 


Entre lo comentarios a mi dibujo destacaron que transmitía alegría y libertad, y que coincidía bastante con la imagen que ellos perciben de mí... Pero lo más divertido y que refleja que nunca dejamos de preocuparnos sobre nuestra imagen y cómo es recibida, es que me dijeron que me había dibujado más calvo de lo que realmente soy... No sé si fue porque me tienen aprecio o porque realmente mi calvicie me acompleja. En fin, no dudéis en probar esta actividad, es un ejercicio muy sano y que les invita a reflexionar.










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